sábado, 19 de septiembre de 2009

CUENTO

TERROR EN LA CASA DE DANIEL

Era viernes, mis amigos y yo estábamos anciosos por salir de clase; ya estábamos cansados, con hambre, no queríamos saber más ni de cuadernos, ni de libros, ni de matemáticas ni de nada que tuviera que ver con tareas. Solo esperabamos el momento de escuchar el timbre para salir en busca de la “libertad”. La clase de cuarto era bastante divertida, yo era amigo de casi todos. Solo había un niño que no me gustaba… Aunque era de diez años, como la mayoría del curso, su apariencia era tosca, reacia, todo el tiempo tenía el ceño fruncido, nada le agradaba, con nadie jugaba. Siempre vestía de negro o de colores oscuros, su cabello no tenia forma, a veces se veía liso, otras, ondulado, otras, no se sabía. En los descansos solía quedarse dentro del salón y por más que la maestra le rogase que saliera a divertirse, no había poder humano que lo hiciera cambiar de opinión. Allí se quedaba hasta cuando era la hora de salida. Era un niño bastante extraño, pero yo no le prestaba mucha atención, pues pasaba entretenido jugando con mis mejores amigos: Carlos, el más alto de todos y el que más peleas formaba, siempre quería sobresalir y hacerse notar, y lo lograba. Santiago era muy noble, era quien hacia como mediador entre los demás, su sabiduría para solucionar los conflictos lo hacía especial y único. Y Sebastián, quien daba un toque de alegría al grupo con sus chistes flojos o no, pero nunca dejábamos de reírnos cuando estábamos con él. Las ansias de salir rápido ese viernes de clase, tenían su razón, queríamos ir a jugar a la casa de Santiago, su mamá nos había invitado a tomar onces, y de paso nos divertiríamos toda la tarde. Al salir del colegio nos dirigimos a la casa de Santiago y la pasamos muy bien. Todos los viernes se empezaron a convertir en viernes de juego y diversión. Cada viernes estabamos en casas diferentes, descubriendo nuevos juegos y comiendo lo que con tanto cariño nuestras mamás nos preparaban… Los viernes eran los mejores días de la semana, nos descargábamos de tareas y trabajos y nos entregábamos al juego, la emoción, la comida y el pasarle bien.

Después de algunas semanas, en la escuela el ambiente se había tornado pesado, Daniel, aquel niño que poco me gustaba había tenido una actitud bastante agresiva con Felipe, un compañero del curso. Felipe lo habá empujado sin intención, la reacción de Daniel fue impresionante, se paró de su silla como un rayo y golpeó tan fuerte a Felipe que le hizo sangrar la nariz y tumbó dos de sus dientes. En sus ojos se veía mucha rabia, las venas de su cara y manos parecía que se iban a salir, tuvimos mucho miedo de que su actitud se volviera hacia los que estabamos mirando, por eso ¡salimos a correr!... Ahora nadie quería estar cerca de Daniel, todos se alejaban de donde él estaba, nadie más lo invitó a jugar, nadie le hablaba, nadie excepto yo. Una vez se le cayó el cuaderno del puesto y al querer recogerlo cayó con todo y pupittre al suelo. Nadie pronunció ni un suspiro, nadie se río, nadie lo ayudó. Yo me levanté y lo tomé de la mano ayudándolo a parar, recogí sus cosas y me senté. Al salir de clase, Daniel se me acercó, tocó mi hombro, no puedo negar que toda la piel se me erizó, yo temblaba, creo que él lo notó. Pero él solo quería darme las gracias, y así fue. Me miró como nunca había mirado a nadie, y con voz temblorosa y tímida me dijo: -Gracias-. Su actitud y sus ojos dijeron más que las mismas palabras, dio media vuelta y salió del salón.

Al pasar el tiempo, me hice amigo de Daniel, solo hablaba conmigo, aunque no hablaba mucho; esto hacía que cada día tuviera más curiosidad por conocer de él, era muy extraño pero yo sabía que detrás de esa cara, de esa apariencia de miedo, estaba escondida la historia de Daniel y yo estaba dispuesto a conocerla. Quería saber quién era él, de dónde venía, cual era su pasado, que ocurría en su interior. Estaba seguro que mis preguntas pronto serían resueltas. Un día me sorprendió muchísimo con algo que me dijo: -“Nicolás, tu eres el único que ha querido ser mi amigo a pesar de todo, quiero que vengas conmigo a mi casa, te quiero enseñar algo muy importante para mi y mi familia”. No sé por qué, pero una extraña sensación se apoderó de mí, tuve mucho miedo, no lo niego, pero fue tal la curiosidad que no me pude resistir y acepté la invitación. No aguanté más, y decidi contarles a Santiago, Carlos y Sebastian. Ellos quedaron asombrados me desearon suerte pero no desearon estar en mis zapatos. Yo no era el único que temía, pero sí el único capaz de arriesgarme a entrar en aquella casa extraña, oscura, vieja y sin luz.

Entre muy nervioso a la casa de Daniel, él simplemente me miraba y me decía: -“Tranquilo, todo saldrá bien, tranquilo todo saldrá bien”-. ¿Todo sladrá bien? ¿Qué quería decir con eso? Esas frases solo me hacian sentir mas nervioso. Al abrir la puerta principal se escucho un fuerte rechinar que alcanzó a trastornar mis oídos. Al entrar, me di cuenta que no había casi luz, que solo alumbraba una vela encendida y a punto de acabarse. -Esta es la sala- Me dijo. -Aquí suelo estar todas las tardes-. Replicó. Realmente no era agradable estar allí. Se escuchó de repente un gran ruido en el segundo piso, parecía el sonido de un animal que se había lastimado o que lo habían lastimado. – ¡Qué fue eso!-. Pregunté asutado y con el corazón en la mano. Daniel no contestó, me tomó de la mano y continuamos el recorrido. Yo tenía el corazón en la mano, mis latidos estaban a mil por minuto, sudaba frío, no podia casi ni hablar. Cruzamos un pasillo angosto, largo y tenebroso. En el techo había algo muy curioso, y era un espacio negro que no se evidenciaba muy bien qué era, pero de lo que estoy seguro es que era un hueco o algo así, que no me producía mucha confianza. Continuamos el camino y llegamos a una puerta muy particular, tenía dos candados, estos estaban sellados. -¿Qué hay aquí?-. Pregunté curiosamente mientras trataba de quitar los candados. –¡No toques eso! ¡Aléjate de ahí!-. Me gritó Daniel mientras que con sus manos me apartaba de la puerta. Yo no sabía que decir ni que hacer, el miedo me había inundado pero la ansiedad y la curiosidad cada vez eran más grandes no podía parar. De nuevo se escuchó ese ruido que maltrataba mis oídos, y que sin lugar a dudas producía en mí una mezcla de terror, angustia, miedo, ansiedad y ganas de saber que más había allá arriba. – No te asutes Nicolás- Dijo. –En esta casa esos ruidos son normales en el día o en la noche, no hay diferencia. Ven te muestro mi cuarto-. Me dio la espalda en actitud de que lo siguiera, yo fui detrás de él, miraba a lado y lado de la casa, sentía que las pinturas me miraban, que los objetos se movían, veía sombras gigantes con apariencia de fantasmas y cosas de esas. Intenté concentrar mi mente en otras cosas pero no podía, me preguntaba que seguiría después, si saldría vivo o no de allí. Al mismo tiempo sentía pesar por Daniel, por vivir en una casa que no era la ideal para un niño de 10 años.

-¿Donde estan tus papás?-. Pregunté para romper ese silencio atroz que me hacía erizar más la piel. - Todo el tiempo han estado acá contestó-. No pronuncié una palabra más. Daniel me llevó a su cuarto, al abrir la puerta salió por encima de nuestras cabezas reboloteando un ave, me asusté mucho, por la sombra en la pared parecía algo así como un murciélago, no alcancé a ver bien por la poca luz que había, pero casi me desmayo al ver revolotear esa cosa por mi cabeza. El cuarto de Daniel me producía temor, no visulizaba muy bien lo que había allí, solo se veían hojas por todos lados, medias en cada rincón, libros y sobre todo fotos, muchas fotos, en las que habían rostros de personas, en diferentes lugares, y se evidenciaba alli diferentes eventos y celebraciones. – Este es el refugio mío, mi cuarto. Aquí me encierro para pensar, leer, llorar, hablar, dormir, escuchar, pedir consejo, etc. El juego no es mi atractivo, por eso en la escuela nunca juego. Mis papás no entran a mi cuarto, saben que no lo deben hacer, sin embargo en ocasiones son tercos y no puedo evitar herirlos… “¡herirlos! ¡herirlos!” Pensé. En ese momento quice que la tierra se abriera y me tragara. Quería salir huyendo de ahí, no soporté la presión y salí a correr. “Ha herido a sus padres, que hará conmigo”. Pensaba mientras corría. Daniel salió detrás de mí tratando de alcanzarme, pero yo corría con todas mis fuerzas buscando la salida. -¡Nicolás, ven, no corras, detende!-. Decía. Todos los malos pensameintos se cruzaron por mi mente por milésimas de segundos, el ruido tenebroso que escuché cuando llegamos se hacía mas profundo y cada ez se pronunciaba mas, la luz de la vela estaba agonizando y no se veía casi nada… yo anhelaba estar con mi papá, pero no podía, estaba perdido, no había nada que hacer. Decidí entonces parar y enfrentarme a Daniel: -¡Que quieres de mí. Déjame en paz, déjame ir por favor, no me hagas daño!- Le grité rogando y casi de rodillas. Daniel se empezó a reir a grandes voces, voces que hacian temblar la casa, yo estaba desesperado, tanto que lo último que recuerdo es haber visto la cara de Daniel riendose de mí, mientras yo caía al piso suavemente, me desvanecí, no sabía por qué, creí que ese era mi final.

Al despertar, estaba encima de mi cama, Santiago, Sebastian y Carlos estaban allí conmigo. Me asuté mucho y los abracé, no sabía que decir. –No te preocupes Nicolás, todo está bien-. Me dijo mi mamá mientras entraba al cuarto con un postre para mí. Yo todavía no entendía qué había pasado, todos me miraban atónitos, pero nadie decía nada. No aguanté más y pregunté:- ¿Que me pasó?-. “Estabas jugando en el parque y recibiste un balonazo en tu cabeza y te desmayaste”, dijo mi mamá… ¡En el parque, que locura, si lo que recuerdo es haber estado en la embrujada casa de Daniel! No dije nada, pero mi corazón empezó a latir de tal modo, que recordé cómo empezó a latir cuando estaba en aquella casa. -¿Dónde está Daniel? ¿Qué pasó con sus papás? ¿Cómo esta todos? ¿Qué me pasó?-. Empecé a preguntar deseperado. –Tranquilo-. Dijo mi mamá, -es el efecto del golpe que lo ha hecho disvariar. -Duerme hijo-. Me decía mientras sobaba mi cabeza. Yo me estaba durmiendo mientras pensaba en lo que habia sucedido. Bueno, tal vez fue un sueño, o la realidad, o producto de mi imaginación, no sé, pero me dormí tranquilo, pensando en que aquello nunca había ocurrido, o por lo menos eso esperaba yo.

FIN

el texto narrativo

QUE ES LA NARRACION.
La narraciòn es una de las formas de expresiòn mas utilizadas ,ya que forma parte de nuestra manera de comprender el mundo,incluso podemos afirmar que predomina por encima de otras formas que se usan para describir la realidad mas distantes u objetivas.


¿COMO SE HACE?
En toda narracion o relato hay que considerar, en primer lugar, la ficcion o historia que se va a contar. ella esta constituida por un conjunto de acontecimientos o acciones que se suceden y encadenan entre si, y que constituyen la trama.
para hacer un texto narrativo es necesario tener en cuenta distintas perspectivas como el punto de vista del narrador,el punto de vista del tiempo,el punto de vista espacial,la descripcion de los personajes,progresion tematica,conectores marcados en la narracion

El cuento y sus caracteristicas.

el cuento es una forma particular de narracion cuyo contenido suele ser diferente del contenido de otro tipo de discursos.tiene una estructura o estructuras diferentes de la descripcion y la exposicion.Tiene tramas, personajes que interactuan socialmente, temas, puede tener una vision interna ,varia el punto de vista y contener prefiguraciones. Ademàs contiene un problema o conflicto o ambas a la vez, gira entorno a los propositos de los personajes y tiene un tipo de acciòn y de resoluciòn.
El cuento es a su vez caracterizado por rasgos linguisticos tales como habia una vez,tiene una fuerza de entretenimiento, o estètico-literaria, y por lo general evoca sensaciones afectivas tales como el interès, la sorpresa y el suspenso.

Una de los modos màs frecuentados de identificar la estructura o plan del cuento es por medio de una gramàtica narrativa, que identifica los elementos importantes de un cuento y el modo en que esos elementos se relacionan entre sì. Segùn la gramàtica de Mandler y Johnson caracterizan la estructura del cuento identificando seis grandes elementos como la ambientacion,comienzo, reacciòn,intento,resultado y final.

El empleo de la re-narraciòn para desarrollar la comprensiòn.
teniendo en cuenta algunas investigaciones descubrieron la capacidad de los niños en comprender y volver a narrrar un cuento mejoraba con su participaciòn activa y con la interacciòn entre pares para reconstruirlo mediante dramatizaciones. Del mismo modo otros estudios encontraron que la re-narraciòn permite al niño desempeñar un papel amplio y activo en la reconstruccion de cuentos y contribuye a la interacciòn entre el narrador y el oyente.

Las re-narraciones son recordaciones posteriores a la lectura o a la audiciòn en las que los lectores u oyentes dicen lo que recuerdan, en forma oral o escrito. De cierta manera la re-narraciòn indica la asimilaciòn y la reconstrucciòn de informaciòn textual, por parte de un lector u oyente, y puede reflejar la comprensiò. Les permite estructurar respuestas segùn sus interpretaciones personales e individuales del texto.

BIBLIOGRAFIA.
MUTH.K Dense(comp) El texto Narrativo. Estrategias para su comprensiòn. Alque Grupo Editores Argentina, 1991.Capitulos 1 y 2.